LA HALLACA VENEZOLANA
Cuenta la tradición que en tiempos de la colonia, un viudo amo español, pidió
a su esclava que preparará un exquisito manjar para celebrar la boda de su única hija,
aquella negra que desde siempre había sido el aya de la joven novia, quiso dar
lo mejor de sí para mayor felicidad del acontecimiento, fue así como después de
combinar aromas y sabores autóctonos de la tierra venezolana, con otros de la
negritud desde su pasado ancestral y la peculiar multiculturalidad del conquistador
español, surgió la hallaca venezolana con
sus ingredientes de allá y de acá.
Al igual que cualquier otro elemento propio de la venezolanidad, la
hallaca impacta los sentidos con una multisápida explosión de colores y aromas
contenidos en la leve textura de la masa que aporta el maíz, con ese sello sutil
que el mestizaje ha dejado aquí, para hacer de nuestro gentilicio un genio de
carácter universal.
En su armadura de hojas de plátano, el maíz, bien conocido como la base
alimentaria de la América prehispánica, aporta la piel que da cobijo a la pasa,
la aceituna y la alcaparra venidos allende el mar, atrapa en sí los condimentos
que hablan de una semiótica de la negritud, mezclados con los proteicos jugos de la carne de ganado tan
apreciada por los capitanes castellanos, es pues, la hallaca, la esencia multiétnica
y pluricultural del alma venezolana hecha alimento.
Aunque emparentada con los tamales que reinan en otros entornos de
nuestra América y más allá de las leves variantes que se dan dentro del
territorio venezolano, quien se precie de venezolano conocedor de su
gastronomía, jamás involucrará una hallaca
venezolana con un bollo o tamal. Su apreciación visual, inconfundible, el
aroma propio de hogar, la apreciación de diferentes carnes al paladar y su piel
suave como las caricias de la madre, conducen el quinto sentido a la evocación
de aguinaldos y campanas de navidad.
Puede representar la tradición zuliana, la caraqueña, la llanera, la
andina o la oriental, pero un venezolano
siempre descubrirá su sabor a hogar…a patria entre campanadas de año
nuevo y el himno nacional.
Yo te ofrezco la oriental, entrenada en una estirpe de mujeres hallaqueras
con sello personal.
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